Montar en el cercanías puede ser entretenido, no sólo por contarle las arrugas a la señora que te toca al lado o estudiar los tatuajes del cani que tienes frente a tí, sino porque el mismo tren te ofrece divertimentos imposibles como el de usar el martillo para emergencias.
Basta con ver la foto para ver que es imposible para cualquier ser de esta dimensión excepto quizás para Iker Jimenez.
A ver quién es el guapo que lo consigue.
Si quiero romper el cristal, necesitaré antes otro martillo que habré sacado rompiendo un cristal, para lo cual necesitaré antes otro martillo que habré sacado rompiendo un cristal, para lo cual... eehm, qué fue antes, el huevo o la gallina?
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